sábado, 22 de octubre de 2011

Salió el Nº 13 de Materia Pendiente




INFORME CENTRAL

Medicar con la ley

¿Qué cambia en el país con la nueva Ley de Producción Pública de Medicamentos? ¿Podrá asegurarse el acceso a las poblaciones más necesitadas? ¿Cómo será el rol de las universidades? ¿Qué ocurrirá con los laboratorios del Estado? Un recorrido local y regional en torno a la investigación, la producción y el consumo de los remedios.
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ENCUENTROS

Entrevista con el ministro de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni

El juez habla de la relación de la ciencia y el medio ambiente con la Justicia; el aborto, las drogas; la salud en una sociedad “medicalizada”; y la situación de los pueblos originarios ante el sistema judicial.


.Además:.


MEDIO AMBIENTE
Sacar el cuero
A través de los casos del Riachuelo, el Río Luján y la Cuenca San Francisco-Las Piedras, en Quilmes, conocemos de qué manera la industria de las curtiembres influye en la contaminación de nuestros ríos....

DEMANDAS
Tierras en disputa
Un análisis del conflicto generado a partir de la cesión del predio de la UNLP -ubicado en Villa Argüello- a miembros de ATULP para construir un complejo de viviendas. Las diversas discusiones que involucran además a vecinos, docentes y estudiantes.

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POLÍTICA ACADÉMICA
Un buen Consejo
Nos acercamos a la experiencia del Consejo Social, el nuevo espacio de la UNLP que surge para profundizar los vínculos entre diferentes sectores de la comunidad y la Universidad.
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miércoles, 14 de septiembre de 2011

Haga usted su propio hexágono



Hasta fines de septiembre se podrá ver en el Museo de Arte y Memoria “Una revista, múltiples ángulos: Hexágono ’71 (1971-1975)”, organizada por el Centro de Arte Experimental Vigo. La muestra invita a acercarse a una revista impulsada por el artista platense Edgardo Antonio Vigo entre 1971 y 1975, a la originalidad de su formato, la diversidad de lenguajes, y a conocer cómo, a través del intercambio de obras con otros artistas se debatían hace cuatro décadas las claves del arte latinoamericano.


Por Josefina Oliva


Era el año 1971. Cerca había quedado el Cordobazo y se avecinaría la masacre de Trelew, parte de los hechos que mostraban a la Argentina en un proceso de gran agitación política que se vivía en toda América Latina. En ese marco, Edgardo Antonio Vigo editaba en la ciudad de La Plata la revista Hexágono ‘71, una publicación sin el formato de revista que estamos acostumbrados a ver, cuyas páginas de distintos papeles y tamaños se agrupaban sueltas en un sobre. Había desde textos escritos de forma convencional, hasta grabados, poesías visuales e historietas; recursos de la publicidad, señales de tránsito, y diversos juegos con imágenes y formas, como los huecos en el papel que le aportaban tridimensionalidad y misterio. Su contenido brindaba discusiones sobre el arte contemporáneo y el rol del artista latinoamericano, a través de obras propias y de otros artistas argentinos y extranjeros.


Ahora, y hasta fines del mes de septiembre, se puede conocer lo que fue este proyecto a través de la muestra denominada “Una revista, múltiples ángulos: Hexágono ’71 (1971-1975)”, que se exhibe en el Museo de Arte y Memoria –calle 9 Nº 984, entre 51 y 53-. Organizada por el Centro de Arte Experimental Vigo (CAEV), componen el equipo curatorial: Ana María Gualtieri, Mariana Fuks, Ana Parodi, Magdalena Pérez Balbi y Mariana Santamaría.


“Lo correcto sería decir ‘múltiples lados’, porque lo que define al hexágono son los lados, no los ángulos”, indican desde el CAEV acerca del título de la muestra. “Pero la idea de intersección de lados que implica un ángulo nos interesaba más, y tiene que ver con los distintos aspectos y discusiones artísticas que se entrecruzan en la revista”.


Los 40 años de la publicación del primer “número” de Hexágono ’71 –los ejemplares eran secuenciados con letras en lugar de números- han servido de excusa para llevar adelante esta iniciativa. “Los debates y las obras editadas nos siguen interpelando, no sólo por la revulsión de sus formas plásticas, sino por las preguntas que Vigo esbozaba y las respuestas que arbitraba en sus páginas”, se lee en el catálogo. Pero además se presenta como “un buen pretexto para hablar de Vigo y nos parece una buena idea hacerla en La Plata”, observa Ana María Gualtieri. La exposición se presenta como una oportunidad -para acercarse a una de las tantas facetas del creador, editor, poeta visual, crítico y ensayista-, que no se daba desde Maquinaciones, la última muestra que había girado entre los años 2008 y 2009 por Rosario, Córdoba y Buenos Aires, terminando en el Museo Provincial de Bellas Artes “Emilio Pettorutti” de nuestra ciudad, y que no contemplaba esta etapa del editor.


“No se trata de una muestra bibliográfica -analiza Gualtieri-; es una muestra interactiva, participativa…”. Y efectivamente, no es para mirar a las apuradas. Los primeros pasos nos invitan a conocer el contexto de su surgimiento y la habitación siguiente a detenernos alrededor de una mesa con almohadones sobre la que se distribuyen los diversos ejemplares de la revista, allí, sueltos, y a la mano de quien quiera tocarlos. Es que la idea fue que quedara algo de ese “arte tocable” del cual hablaba Vigo, ese arte desacralizado, “que pueda ser ubicado en cualquier ‘hábitat’ y no encerrado en Museos y Galerías”, dirá en una declaración a fines de los años ‘60.


“Podemos poner toda la revista enmarcada, pero así uno queda siempre en esa disyuntiva entre cuidar el objeto y que el objeto tenga el uso que inicialmente tenía y conservar algo de su estilo, porque si no queda todo en palabras”, explica Magdalena Pérez Balbi. “Él nos dejó un montón de cosas para hacer, y esperamos que las estemos usando como él las hubiera usado”, agrega Gualtieri, desde la sede del CAEV, antigua casa paterna de Vigo ubicada en la calle 15 Nº 1187, en donde se encuentra su archivo, el que él mismo supo ordenar y clasificar.


Luego, en las otras habitaciones por las que continúa la muestra, hay un espacio dedicado a lo político, otro a la historieta y otro al Centro de Arte y Comunicación (CAYC), dirigido por Jorge Glusberg, que inició sus actividades en 1968, constituyéndose como “heredero” del Instituto Di Tella. A través de diversas gigantografías se resaltan algunas partes de las revistas, que fueron elegidas entre todo el equipo, teniendo en cuenta las que eran más paradigmáticas de una época, como la que evoca “prohibido girar a la izquierda” o La violencia, de Juan Carlos Romero. A través de ese formato se apuntó a que el espectador tenga un panorama visual de lo qué pasó en la revista y de cuáles eran los temas clásicos y políticos que le interesaban a esos artistas, haciendo hincapié en Vigo como editor.


La idea de la disposición fue también un poco la de “abrir mentes y provocar”, como le gustaba hacer a Vigo. La de brindar otro discurso más allá del de los cuadros; y de la misma manera fue pensado el folleto, “que sirva como un indicador y que tenga una función docente en el sentido de que, para aquel que no tiene ni idea pueda orientarse, y para aquel que sí conoce a Vigo, que le agregue alguna información o alguna interpretación nuestra. Ni la única, ni la primera, ni la ultima. La nuestra”, enfatiza Pérez Balbi.

Vigo en sus diagonales


Edgardo Antonio Vigo nació el 28 de diciembre de 1928 en La Plata. En 1950 ingresó como practicante no rentado en Tribunales y allí permaneció 40 años. La historia cuenta que fueron sus mismos compañeros de Judiciales los que lo convencieron para realizar los cursos nocturnos en la Escuela Superior de Bellas Artes (UNLP) y más tarde el Profesorado de Dibujo, donde conoció a Elena Comas, quien en 1956 se convertiría en su esposa y que hoy podemos leer en las diversas publicaciones que realizó Vigo, sobre todo como traductora de aquellos textos que llegaban del exterior. Con ella tuvo cinco hijos, uno de ellos Abel Luis, alias “Palomo”, militante de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), quien en la mañana del 30 de julio de 1976 fue secuestrado por un grupo de tareas del Ejército, que irrumpió en su domicilio de La Plata. En su homenaje, Vigo crea una estampilla que recorrió el mundo, con la frase Set Free Palomo; hace su poema visual “Sembrar la memoria para que no crezca el olvido”; y realiza la acción Siembra de 30.000 semillas de amor en la Facultad de Bellas Artes.


En 1953 viajó a París junto con su amigo Miguel Angel Guereña, lo que le permitió conocer y repensar diversos aspectos del arte que luego se verían volcados en su obra de collages, “máquinas imposibles”, ediciones artesanales, dibujos, acuarelas y objetos. En su actividad se notará la influencia del dadaísmo y de Marcel Duchamp. En este sentido son conocidos sus “señalamientos” que realiza desde 1968. Ese año difundió a través de medios locales la invitación a concurrir en un día y horario determinados a contemplar el semáforo ubicado en 1 y 60. En esa experiencia, al contrario de lo que había propuesto Duchamp con su mingitorio, -a través del cual la disposición de objetos de uso cotidiano en el museo tomaban valor artístico-, Vigo sorprende al proponer una nueva mirada de los objetos en sus lugares corrientes, y a través del señalamiento “revulsiona” lo instituido y lo cotidiano.


“Un arte de expansión, de atrape por vía lúdica, que facilite la participación –activa- del espectador, vía absurdo. Un arte de señalamiento para que lo cotidiano escape a la única posibilidad de lo funcional. No más contemplación sino actividad. No más exposición sino presentación. Donde la materia inerte, estable y fija, tome el movimiento y el cambio necesario para que constantemente modifique la imagen. En definitiva: un arte contradictorio”, continuaba y finalizaba Vigo en esa declaración de fines de los ’60 y que identificará toda su obra.


Interesado por buscar y hallar siempre las novísimas formas del arte, Vigo se definía a él mismo como un “deshacedor” de objetos. Constantemente se corría de las líneas fijas propuestas por las instituciones, deshacía las reglas y hacía “cosas” –como denominaba a sus obras-. La importancia para él residía en la creación y en el proceso de ellas, y no en el resultado final conocido como obra de arte.


Hasta 1997, año de su fallecimiento, Vigo practicó distintas experiencias artísticas dentro del Arte Conceptual, la Xilografía –en 1967 fundó el Museo de la Xilografía ambulante, sin sede fija-, la poesía visual, la creación de objetos y la edición de revistas que hoy lo referencian como precursor del Arte Correo -o comunicación a distancia, cómo él prefería llamarlo-. Ya en 1958 había editado los cinco números de la revista WC, y en 1960, la DRKW’60. DE WC conservó los calados, las transparencias y hojas de colores, que se constituyeron como marca de estilo en Diagonal Cero, que editó entre 1962 y 1969. Desde aquella experiencia se podía ver -como luego lo hace en Hexágono ’71-, la utilización de las hojas sueltas e intercambiables, que permitían desglosar la revista y transformarla.

Hexágono, lado por lado


La revista editada en 1971 toma un claro matiz político que se referencia con los aportes que realizan artistas como Juan Carlos Romero, con La Violencia; Inventario, de Juan Bercetche, referida a las víctimas de Trelew; La oferta y la demanda, de Eduardo Leonetti; Anteproyecto de arquitectura carcelaria para las sierras de Córdoba – Argentina, de Horacio Zabala; y La ley del embudo, de Vigo.


Otra obra que caracteriza a la revista es Perón vence (escultura viviente, 1973), de Luis Pazos -una fotografía que toma la imagen de varias personas recostadas en el suelo armando una ve corta-. El uso del sellado aporta mucha fuerza con, por ejemplo, la hoja -que simula ser parte de un legajo o expediente- en la que se lee: “señale su paso por la historia”, y al lado hay una huella digital con “observaciones” que indica: “implicado”.


El “número” cf de Hexágono… (1973), incorpora el nombre de la muestra Investigación de la Realidad Nacional, y el catálogo editado por la galería, en la que Vigo expone junto a Perla Benveniste, Leonetti, Pazos, Romero y Zabala, cuyas propuestas se basan en temas de la historia política y social como las masacres de Trelew y Ezeiza o los fusilamientos de José León Suárez. En ese ejemplar cada uno de los artistas participa con una imagen reproducida en una página suelta y Vigo propone un texto escrito dentro del contorno dibujado de una botella en el cual se inscribe: “El propio militante/compañero debe llenar con su sangre esta botella/bomba. Su activación constante hará desaparecer el objeto para convertir su circulación sanguínea en detonante”.


También se desarrollan ensayos o textos que directamente, como el de Horacio Zabala, indican: “un lenguaje poético es un sistema de significación para comunicar ideas” (…) “la práctica artística consiste en integrar un lenguaje poético de investigación y una ideología política clara y concreta”; o el de Benveniste que reza: “solamente la unidad y organización de los artistas hará posible un arte que esté al servicio de los verdaderos intereses del pueblo”.


A lo largo de las páginas de las Hexágono… el lector puede encontrarse con la poesía visual y experimental, y seguir sorprendiéndose con sus formas, diferentes lenguajes y su sentido lúdico. Pero también con la fuerte impronta de lucha política desarrollada aquí y en América Latina que enmarcaba a la revista y que muestra una edición “más ruda”, con un lenguaje, como define Gualtieri, “más brutal”. En más de un escrito pueden reconocerse la necesidad de luchar contra la dependencia y contra un imperio que conducía al enriquecimiento de las elites, ideas que se sostienen, por ejemplo, en una de las obras citadas: “Para leer al Pato Donald”, de Armand Mattelart y Ariel Dorfman.


Moverse del Centro


A través de Hexágono ’71 Vigo desarrolla los principios de lo que él considera que debe ser el arte de investigación latinoamericano. Y cuestiona aquella idea de que “el monopolio de la investigación es el privilegio de los artistas que trabajan en los países que han llegado a un estado de desarrollo económicamente avanzado”, expresada por quien dirigió el Centro de Artes Visuales del Instituto Di Tella, Jorge Romero Brest, en 1974. Por el contrario, dirá Vigo, asegurar aquello “es una expresión del concepto dependiente cultural que el sistema posee en Latinoamérica” (…) “Si encontramos en ese puesto a un defensor afiebrado de las corrientes tecnológicas de los MASS-MEDIA (Televisión, video-tape, etc.), con poder de decisión es lógico que todo lo ‘fuera’ de ellas, no será aceptado, y sí más bien denostado. El Poder es tal en la medida que nosotros creamos en él. Si el investigador contemporáneo acepta la carrera profesionalizada sin cuestionar, el Poder detentado por los Centros, no será nunca cuestionado”.

Un claro ejemplo de que Vigo ha discutido con los grandes “Centros” vinculados a las expresiones artísticas, es cómo ha diferenciado al arte póvera italiano -el cual surge contra la técnica y la mercantilización del arte-, del verdadero arte pobre latinoamericano, el que surge como consecuencia de la falta de medios, es decir por carencias y no por excesos, como sí había sucedido en Europa. El real arte pobre en nuestra región es además el que carece de total apoyo estatal o privado, “y cuando algún ente representativo lo confiere, siempre está condicionado al grado de dependencia absoluta”. Por ese motivo Vigo promoverá la experimentación con materiales “pobres” como el papel, la tinta, el cartón, el sellado, y con códigos y circuitos marginales, alejándose de aquellos más institucionales.


El desafío entonces estará en promover un arte de investigación que no abandone nunca la experimentación, “un arte popular” que propicie un acercamiento mayor de las fuentes de la cultura a la comunidad, sin por eso “rebajar su calidad”. Para hacerlo, considera que es necesario, por un lado, contar con “nuevos códigos de lenguaje comunicantes”, que contemplen aquellas formas de la comunicación masiva, “formas cotidianas, señales, símbolos folclóricos”, y “un lenguaje llano, cargado de cotidianidad y fácil comunicación”. Por otro, nuevas temáticas, que otorguen la necesidad de dar nuevas respuestas ante nuevos interrogantes; y que abran diversos canales, apuntando a ampliar el lenguaje más allá del que promueven los grandes centros artísticos.


El arte latinoamericano de Vigo tiene que ver con la idea “del artista todo el tiempo pensando su realidad, a partir de la cual se transforma en un artista latinoamericanista y latinoamericano, sobre todo porque en las obras de Hexágono, aparece muy fuerte el antiimperialismo como un eje, que también es una marca de época”, resume Pérez Balbi.


A pesar de que participa de experiencias y exposiciones del CAYC, que varios de los textos de catálogos y comunicaciones del Centro se publican en Hexágono, y que los propios artistas que integran el Grupo de los Trece participan en la publicación, “Vigo está siempre buscando las novísimas formas de expresión, siempre viendo cuál es el límite y cómo se transgrede”, afirma la curadora. “Él siempre aboga por ese arte póvera, ese arte marginal, por lo que está fuera del circuito del mainstream –es decir, la corriente hegemónica-, y ve en Glusberg y en el CAYC otros de los operadores de ese mercado internacional que en el ámbito local termina transformándose como en una copia de las modas de las bienales, por ejemplo. Pero no en las tendencias o en las líneas artísticas en las que trabaja, sino en el rol político de esa institución”.


Un hexágono que circula


Entre 1971 y 1975 se editaron 13 ejemplares secuenciados por combinaciones de letras en lugar de números y aunque no se conoce de manera exacta, se supone que se han sacado aproximadamente unas 200 o 300 por número.

Hexágono ’71 se intercambiaba, principalmente, con otros artistas o revistas del exterior, práctica que se veía directamente plasmada en sus contenidos, que se venía desarrollando desde Diagonal Cero y que constituye sus primeros pasos del arte correo, o de comunicación a distancia, como él decía. Muchas de las obras y los textos que se publican son producto de intercambios y envíos, que Vigo luego organizaba a su manera.


“Vigo siempre fue el editor”, afirma contundente Pérez Balbi. “Él es el que arma el collage, no porque sea más importante, sino como un rasgo de autoría y de autoridad. Él es quien decide qué obra poner. La revista no es ni un proceso ni un proyecto colectivo. Tiene muchas voces pero lo arma él”, define.


En La Plata no se publicitaba ni se encontraba en un kiosco de revistas. Se supone que se compartía, o circulaba de mano en mano entre gente afín. Aunque Vigo también la vendía.
Por otra parte, según una anécdota que alguna vez les contó Horacio Zabala a las integrantes del CAEV, lo que hacía Vigo, como parte de la difusión, era dejarla en asientos de micros o de trenes, para que alguien la encontrara y la leyera. Y, aunque no hay ningún registro de que se estableciera algún contacto o apareciera un nuevo lector después de eso, “vale como estrategia”, rescata Pérez Balbi.


“Un cambio real de vida”


“Variar el sistema que nos rige y cambiar las estructuras clásicas en cuanto a medios que movieron el arte hasta nuestros días, romper con los habitáculos, salir y ganar la calle…” decía Vigo en otro de sus manifiestos, publicado en Hexágono ’71, “La calle, escenario del arte actual”, para llegar a “realizar por vez primera una ‘revulsión’ que no sea únicamente formal y estética sino de CAMBIO REAL DE VIDA”. (…). “El arte debe dar una respuesta para que esa CALLE sea asimilada, VIVIDA INTERIORMENTE, cotejada, propuesta, cambiante, Vivenciada…”. Una vez más Vigo sacudía los escenarios estáticos y llamaba al movimiento, a un cambio de actitud, a la acción, convocándonos a todos, a través de nuestros actos, a ser hacedores, creadores “de situaciones y no consumidores apriorísticamente digitados”.


(Nota publicada en el nº 93 de la revista La Pulseada, septiembre de 2011.

jueves, 18 de agosto de 2011

Salió el Nº12 de Materia Pendiente



INFORME CENTRAL


Pronóstico reservado


El cambio climático se hace cada vez más visible y alerta a la humanidad. Los organismos estatales piensan en estrategias de mitigación y adaptación; los científicos buscan nuevas respuestas; y los movimientos campesinos e indígenas luchan por agregar a la discusión la presencia de la Madre Tierra. Aquí algunos aportes para hacer frente a esta problemática desde la construcción colectiva.


Encuentros

Una charla con el presidente del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), Enrique Martínez.

En su visita a la Facultad de Ciencias Exactas habló acerca de los procesos industriales en el país y el nuevo rol de la ciencia y la tecnología con relación a las problemáticas sociales.


Además:


Salud

Materia Pendiente dijo presente en el Primer Congreso Latinoamericano de Salud, que se desarrolló en la ciudad de Maldonado, Uruguay, entre los días 13 y 15 de mayo. Cómo mejorar el acceso a la salud y la necesidad de que ésta sea vista como un derecho y no como una mercancía, entre los principales puntos del encuentro.


Justicia y derechos humanos

Conocemos la historia de Pascual Pichún, un joven mapuche estudiante de Periodismo que fue condenado en Chile por defender su territorio.


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jueves, 16 de junio de 2011

Encuentro con el fotógrafo Gabriel Díaz

"Un collage de la depredación humana"




Gran parte de su obra y el último trabajo, Formas de vida, pueden verse en el Museo de Arte y Memoria de nuestra ciudad durante todo junio. Imágenes de niños en las calles de la ciudad de Buenos Aires en los años 90, chicos que han sido víctimas de la catástrofe nuclear de Chernobyl y otras series que hablan del espacio urbano de la Buenos Aires actual conforman una oportunidad para acercarse, chocarse, vincularse, distanciarse y reflexionar acerca de los contrastes de la realidad que nos rodea.


Por Josefina Oliva




“Como harás para ver

y aliviar el dolor en el jardín de gente

algún acuerdo en tu alma tendrás

Y ya no sé

si es que amanece

o veo el cielo como

un gran collage…

el collage de la depredación humana”.


Jardín de gente, Luis Alberto Spinettaen Spinetta y Los socios del desierto, 1997


La muestra del fotógrafo Gabriel Díaz -que se expone en el Museo de Arte y Memoria en la calle 9 entre 51 y 53 y que puede verse durante todo junio- es un collage compuesto por imágenes de niños y lugares que, no por su gran sensibilidad y belleza dejan de impactarnos y enfrentarnos a una realidad repleta de contradicciones y sin sentidos. La mirada desafiante de los niños desamparados en los pasillos subterráneos de Constitución –denominada Muertes menores, realizada durante los años 91 y 92 en la Ciudad de Buenos Aires- y los rostros de los chicos calvos después de la tragedia de Chernobyl –tomadas en el 95, 97, y 2003, en los hospitales de La Habana, Cuba, a donde los niños fueron llevados para realizar tratamiento médicos-; los lugares, las viviendas de diferentes barrios en Capital Federal, pero que bien podrían ser del resto del mundo –de su último trabajo, realizado entre 2009 y 2011, denominado Formas de vida– nos hablan de un desfasaje entre las diversas condiciones en las que viven los hombres, del contraste entre lujosos edificios y el cartón y la madera, del uso que se le puede dar a una chapa para publicidades de grandes empresas y marcas, o para cubrirse de la lluvia en una choza armada al borde de una autopista. Nos colocan y enfrentan, como el mismo autor dice, ante las piezas del “collage de la depredación humana”.

-¿Cómo vinculás las distintas series que se exhiben en esta muestra?


-Si hubiese tenido que ponerle un nombre en conjunto a todas las series hubiera usado una frase de Spinetta de su canción Jardín de gente: “el collage de la depredación humana”. Por la marginación de los niños en las calles de Buenos Aires, el sufrimiento, las víctimas de la actividad nuclear, de la ambición humana, de autoexterminarse. Entre los primeros trabajos y Formas de vida, hay una diferencia de 20 años. Me pareció interesante verlos todos juntos porque de alguna manera una serie es consecuencia de la otra. Aquel primer trabajo se llama Muertes menores y éste Formas de vida. Si bien fui el mismo fotografiando, muchas cosas cambiaron, desde mi percepción, ánimo, actitud y forma de ver. Antes tenía la palabra muerte en el título, ahora tengo la palabra vida, eso también da alguna pista de cómo fui abordando los temas.


Las series que involucran a los niños están realizadas en blanco y negro, que implica “desde el comienzo, representación, metáfora”, explica Díaz, y mantienen el vínculo entre el fotógrafo y aquel que es fotografiado. En cambio las de Formas de vida son en color: “si bien es una elección estética, vale también como un enfoque más neutral: es lo que ve el ojo. Es una mirada un poquito más distante”. De alguna manera, dice, el primer periodo se relaciona con un estilo más expresionista, mientras que el actual es más documentalista antropológico, descriptivo, menos intervencionista. En las fotografías de Formas de vida casi no aparecen personas, sólo lugares. A pesar de estos cambios, todas las piezas se hilvanan a través del dolor de la mutilación.


“Hace veinte años, tenía una forma más visceral de fotografiar, más cuerpo a cuerpo, desde el dolor, y lo que me propuse ahora es hacerlo quizás dando un paso atrás, sosteniendo una mirada más amplia y fría, más descriptiva, analítica y no tan pasional y visceral como cuando fotografiaba a los niños. Aunque en definitiva, estoy hablando de lo mismo, de la gente, pero en este caso con una mirada más distante”, reflexiona el fotógrafo, que comenzó sus estudios en la Escuela de Arte Fotográfico de Avellaneda y continuó luego durante ocho años en los Talleres de Estética Fotográfica de Eduardo Gil.


-¿Cómo surge la idea de tomar las fotos de los chicos? ¿Lo planeás o llegás naturalmente?


-Se da de forma más natural… De casualidad no se puede decir. Las primeras fotos de los chicos en las calles de Buenos Aires fueron en los ‘90. Pensaba fotografiar la ciudad, la calle… Después aparecieron los chicos como protagonistas y apareció el despojo de la mutilación, los niños pelados, eso fue quizás el disparador para desarrollar este trabajo y las ganas de hablar en nombre de un hijo (sólo por una cuestión de generaciones, sin tener ninguna conexión con los hechos de Chernobyl), quizás con mis ausencias… Era el tiempo en que perdí a mis padres, una parte fue motivada por eso, pero básicamente fue lo de la imagen, o lo que la estética me transmitía de esa pérdida a través de la falta y de lo cruel que me resulta, más allá de las enfermedades en los niños, la pérdida del pelo. Me parece una imagen de despojo y es muy cruel, los niños sin pelo y sin cejas.


A pesar de haber dejado de fotografiar el “cuerpo a cuerpo” y colocar en cuadro sólo a los lugares, no dejó sin embargo de hacer foco en el mismo punto: el de observar la realidad en sus profundidades, contándola a través de los diversos espacios, y cómo éstos son habitados: altas paredes y fortalezas con alambres de púa “al mejor estilo Guantánamo”, con cámaras de seguridad, muestran la forma de vida de algunos sectores más privilegiados, que sin embargo viven encerrados. Lujosos edificios que tapan el sol y lo reflejan en sus ventanales de los que asoma una mujer con uniforme de mucama se contraponen al viejo monoblock derruido, en otro barrio de la ciudad. “Ésa es un poco la idea original: la de fotografiar los contrastes y la desigualdad en las formas de vida”, advierte el fotógrafo.


La imagen de un árbol podado en el centro de la escena, en la que aparece por detrás una casa de tejas azules con su prolijo jardín y rejas blancas situada en una pulcra esquina nos deja perplejos. No por la casa, no por sus rejas…. Quizás por todos esos elementos que en conjunto otorgan protagonismo al árbol que quizás ya no es sino un conjunto de gruesas ramas despojadas. Esta vez es el árbol quien viene a hablarnos -como en su momento lo hacen los niños pelados-, de la depredación.


Gabriel Díaz, quien además crea y dirige –junto a Darío Lanis- la Colección Fotógrafos Argentinos (Dilan Editores), nos muestra no sólo las distintas formas de habitar, sino las de ya no estar, las de haber pasado por un sitio y dejar un rastro, una huella. Como en la imagen a la que denomina Los fuegos, a través de oscuras manchas en las paredes, de aquello que se encendió y en algún momento, finalmente, se apagó. Al fin y al cabo, ¿no es algo de eso la fotografía? Para él sí. Aunque en algún momento la sintió como una manera de “salvar a las personas”, hoy reconoce aquello como algo “un poco pretencioso”, y afirma que sí es una posibilidad de salvar a las personas pero “en la memoria”, y a través de ella “poder conservar su luz”.


-¿Por eso elegiste fotografiar?


-Sí. Por la posibilidad de sumar a mi memoria personal, como una forma de intentar hablar, lo cual me cuesta bastante. Poder contar una preocupación, una historia. La única manera de canalizar o expresar un dolor, de expulsar algunas angustias, es poner en palabras, -paradójicamente, poner en palabras- ideas y sentimientos y a través de ellas poder exorcizar lo que siento.
Palabras que en realidad son imágenes, y a las que él no agrega ningún texto, no porque lo desvalorice y piense que está todo dicho con las fotografías. No es de los que piensan que una imagen “dice” más que mil palabras. En todo caso, dice otras cosas. Y sus imágenes nos dicen mucho.



(Nota publicada en el Nº 90 de la revista La Pulseada, Junio 2011.



sábado, 7 de mayo de 2011

Su pulsera que se mueve...

alucinante música para un sábado a la tarde... Lions in Love y Pulseras:


Lions In Love - Pulseras - youtube.com3 min - La Edad de Oro del Pop Español, Vol. 2 (2004)


viernes, 6 de mayo de 2011

Tropel tocó el viernes 29 de abril en El Teatro. ¡Y sonó muy bien!









Tropel



La atracción que genera el sonido convulsionado


La banda platense se presenta esta noche el Teatro Café Concert


Según las definiciones del diccionario Tropel significa el movimiento de una muchedumbre ruidosa, una tropa mal ordenada, un aceleramiento confuso. Sin embargo al escuchar la banda platense que lleva ese nombre -y que vuelve a presentarse, después de un año, con nueva formación, hoy en El Teatro- la sensación es la de que cada sonido está en su lugar justo, los acordes suenan limpios y dan muchas ganas de seguir escuchando más.


"Quizás el sonido de la formación anterior se acercaba un poco más a esa definición. Sin embargo tomamos la decisión de seguir con el mismo nombre, porque la esencia de la música es la misma. Además nos gusta el sonido de la palabra, encontramos una suerte de contradicción entre el sonido del término tropel, que nos resulta ordenado, muy armónico, y su significado convulsionado", destaca Lucas Vanza, quien es el cantante y guitarrista desde el surgimiento de Tropel. La banda -que nació hace cuatro años- se compone además por Juan Manuel Baigorri en batería y los nuevos integrantes Victor Amoresano, en teclados y coros y Tomás Viviani en bajo.


Tropel presenta una clara influencia del "rock argentino", como Charly García, Fito Paez y sobre todo Luis Alberto Spinetta, que se nota tanto en lo instrumental como en la forma de cantar de Vanza. Mientras que, a nivel internacional, se nota la presencia de los Beatles, Zeppelin y Hendrix, o de artistas que no son provenientes estrictamente del rock como Jamiroquai, Rosa Passos, Djavan o Miles Davis. "Escuchamos muchísimo jazz", destaca Viviani, quien afirma que además, "cada cual tiene sus influencias como instrumentista. En mi caso te puedo decir Jorge Oss, Guillermo Vadalá, Javier Malosetti, Jaco Pastorius y Gary Willis. Ahora bien, todo lo nombrado hasta ahora probablemente se escuche al oído, pero hay influencias que pasan por otro lado, en el momento de componer, o de improvisar solos, y ahí entran artistas como Pat Metheny, Wes Montgomery, Bill Evans".


–Se presentan con nueva formación, ¿cómo están llevando adelante ese proceso?


–Básicamente, este periodo de la banda es de mucho ensayo, reelaborando los temas de la etapa anterior, y armando los nuevos, que son la mayoría. Esto implica no sólo ensayar, sino buscar el sonido de la banda, la identidad. Los temas los compone Lucas, después trabajamos en banda, pero ya nos llegan con ideas claras, luego cada uno se encarga de su instrumento, pero nos vamos retroalimentando continuamente, todos aportamos a lo de los otros. Cuando entendamos que el sonido de la banda está maduro, grabaremos un disco. El show de esta noche se va a grabar y veremos qué hacemos con ese material.


–¿Cómo encuentran los escenarios platenses a la hora de organizar una fecha para tocar?


–Como siempre, las posibilidades para los músicos son difíciles. Quizá en los últimos años el panorama es menos dramático, pero de todos modos los problemas para los músicos y las bandas que recién empiezan son los mismos de siempre. Además, el circuito esta armado en función de los empresarios/propietarios y no de los artistas, y por lo general sucede que el artista que pone su "fuerza de trabajo" gana menos, si es que gana, que el empresario, y muchas veces pone plata de su bolsillo para tocar. Lo bueno de La Plata es que hay muchos espacios de autogestión, y eso abre puertas, permite otro tipo de trabajo más horizontal, más participativo, y más equitativo, eso abre el juego a que pasen otras cosas. De hecho, la última fecha de Tropel fue en el Galpón de La Grieta, un lugar con esas características, organizado junto con otros tres colectivos: Medio Limón, La Bicicletería y En eso estamos.


Tropel apuesta todo para esta presentación que realizarán hoy, a las 21, en El Teatro (43 entre 7 y 8).

jueves, 28 de abril de 2011

Ahora Club Lumière va de lunes viernes!

Para el programa de radio Club Lumière, dedicado al cine, el inicio de su cuarta temporada significa también comenzar una nueva etapa. A partir del 2 de mayo se emitirá de lunes a viernes de 21 a 22 horas, como siempre en su casa, que es la FM 97.1, frecuencia modulada de Radio Provincia, la Radio Pública de la Provincia de Buenos Aires.

Este cambio surge a pedido de los cientos de cinéfilos que todos los jueves, durante tres años, se comunicaron reclamando más presencia de la crítica especializada, que se reúne en el club donde también participan, a través de entrevistas, hacedores del cine como directores, actores y otros miembros de la cinematografía. Además se analiza el séptimo arte en su relación con la historia, la literatura y la música. La capacidad y dedicación que distinguen a Club Lumière fueron premiadas en el año 2010 con el Martín Fierro Federal en el rubro cultural/educativo.

Para esta nueva etapa el programa contará con importantes novedades, como el ingreso de destacados columnistas: Gisela Manusovich, Licenciada y Profesora en Artes de la UBA, analizará las estéticas cinematográficas, Federico Ambrosis, responsable del Festival de Artes Audiovisuales de La Plata, comentará el cine de los géneros fantástico y bizarro, y Gustavo Alonso, realizador y productor, será el encargado de los documentales. Por supuesto continúa Ramiro García Bogliano como columnista del género de terror y de cine & rock, además de Gabriel Morini en el área de biografías.

Escuchá al programa también por internet: entrá a
www.amprovincia.com.ar y hace click en “Vivo FM 97.1”

Escribí tus comentarios o manda tu información a
cineradial@hotmail.com . En Facebook lo encontrás por Cine Radial o Club Lumiere.

Durante el programa llama gratis al 0 800 222 9710.

Conducen Lisandro Gambarotta y Esteban Gil García.

martes, 1 de marzo de 2011

Aquí algunas fotos de Cuba. 28/12/2010 - 28/01/2011





La Habana. Sus columnas. Sus paredes. Su gente.
Esperando la guagua, en La Habana.




Las calles de La Habana, a 52 años de la Revolución.
(Esta foto es de Li)

Una tarde en Regla, un poblado pequeño y tranquilo ubicado a sólo quince minutos de La Habana, y al que se llega en una ruidosa lancha.
Atardecer en Playita Siboney, Santiago de Cuba.


Siempre en la batalla.
(Esta foto es de Li)

La Barbería de Santiago de Cuba.










miércoles, 2 de febrero de 2011

A no perderse el primer estreno comercial de Paura flics, este jueves 3 de febrero!!!


Web oficial de la película www.sudorfrio.com